El cuestionario cabañil: Santi Araújo
La cabaña de Santi está escondida entre los bosques gallegos, con la mejor compañía del mundo: la de sus gatas y la bossanova.
Santi y yo nos conocemos casi desde que Internet existe. Es uno de mis gallegos favoritos. Hemos compartido charlas, paseos al otro lado del teléfono, trabajo, libros, memes, películas, stickers personalizados, desamores, conciertos de Caetano Veloso en los veranos de Madrid… Somos de esos amigos que hablan poco a veces, pero cuando lo hacen, pueden estar dos horas al teléfono con calma, resolviendo la vida y el mundo.
Su pasión por la música es abrumadora, tiene un talento increíble, y desde que se aventuró en este mundo ha pasado por grupos tan interesantes como La Familia. Hace tan solo un par de semanas ha lanzado su segundo disco en solitario Canciones para bailar, que es de esos para tener en bucle un domingo por la mañana (o un sábado, o un martes).
También le puedes leer cada domingo, a través de su máquina de escribir en 5 cosas que descubrí esta semana:
Estoy muy contenta de que haya contestado al cuestionario cabañil porque él es cabaña; pero además, porque hoy presenta en sociedad a sus compañeras de piso (y de vida), de las que no puede estar más enamorado: Yoko y Agnès.
¿Tu cabaña perfecta estaría en la montaña o en el mar? ¿Por qué?
En la montaña. Soy del interior de Galicia. Aunque el mar, como imagino que a la mayoría, me fascina, tengo una conexión especial con el bosque, con las piedras, con los diferentes tonos de verde. Es un lugar repleto de vida que cambia con cada estación. Perderme en la montaña es algo que me fascina y me impone mucho respeto, desde pequeño.
¿Cómo sería?
Lo más respetuosa e integrada que se pueda con el entorno. Me la imagino sin habitaciones. Un pequeño templo desde el que observar lo grandiosa que es la naturaleza.
¿Cuál es ese momento en el que desconectas del día y que es más ‘cabaña’ para ti?
El amanecer. Precisamente, me adentro todos los días en un bosque cercano a mi casa cuando sale el sol. El canto de los pájaros, el río fluyendo con fuerza en invierno. No hay mejor música. Empezar el día así es una parte muy importante de mi vida ahora mismo.
¿Qué no podría faltar nunca en tu cabaña?
Las dos gatas con las que convivo, Yoko y Agnès.
Un libro para leer por las tardes en el porche.
Una guía sobre el arte de perderse, de Rebecca Solnit.
¿Qué canción o qué grupo sonaría siempre?
João Gilberto. Hasta el infinito.
Un hotel cabañil o una cabaña a la que harías una escapada sin dudarlo
Me gustan los ‘no-lugares’. Para mí es cabaña viajar a pueblos en los que no existe el turismo, en los que te integras con una cafetería normal, encuentras la panadería a la que van los vecinos, lees, te integras en el lugar. Quizás lo tenga muy romantizado, pero hasta un hotel básico del interior de Galicia es lo más parecido a una sensación de cabaña. A ese estado mental.
Se vende una cabaña de cristal en el bosque de los Hamptons, en Nueva York, de estilo midcentury y construida por 1100 Architect. ¿Su precio? 4,59 millones de dólares.
Me encanta cuando en el cuestionario me encuentro gente a la que "conozco" y admiro. Un saludo a ambos.
Q maravilla d domingo empezar leyendo una conversación entre tú y Santi Araujo, los dos autores de mis dos newsletter favoritas…gracias.