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Esta semana, un refugio en la Sierra de Gredos que es muy Walden. Una escapada a Doñana entre pinos y cabañas de madera y recomendación lectora de la Biblioteca Walden.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Si estás por Barcelona, me encantará verte esta tarde a 19.00 en la Laie de Pau Claris, donde charlaré con mi querida Júlia Solans sobre cabañitas y Refugio, y luego estaré un ratito firmando ejemplares. Es un buen plan de jueves caluroso (cabañas contraprogramando a los Laus 😅).
Empezamos.
A veces una cabaña nace de un deseo muy concreto: desconectar del mundo, leer a Thoreau sin prisa y dejar que el paso de las estaciones lo marque todo. En un prado solitario de la Sierra de Gredos, asomada al arroyo y al horizonte ondulado de Villafranca, se levanta Prado Toro, un refugio mínimo de 40 m² diseñado por el arquitecto Antonio Antequera Reviriego de Extrarradio Estudio y construido por La Zagalla.




Inspirada en las construcciones agrícolas tradicionales de la zona —pequeños almacenes de piedra y teja donde se guardaban aperos y ganado—, esta cabaña reinterpreta la memoria rural con respeto y sensibilidad. No crece en planta, sino en volumen: un cascarón cerámico recubre la estructura, elevándola, mientras que el interior, íntegramente revestido en madera de pino, genera una atmósfera cálida, recogida y atemporal.
La distribución responde a una lógica esencial: un espacio abierto para estar, cocinar y vivir, con un volumen central que alberga los usos más íntimos —la cocina, el baño y un altillo para dormir— sin tocar las fachadas. Como en las cabañas nórdicas, la chimenea es el corazón del refugio: calienta desde el centro y permite que el calor ascienda hasta la cama, en una solución tan poética como eficiente.




La cabaña se incrusta en el terreno de manera natural; parte de sus muros quedan abrazados por la tierra, mejorando el confort térmico y reforzando su integración con el paisaje. Desde la pequeña “plaza” que surge al excavar la ladera, uno puede desayunar al sol de invierno, ver pasar las nubes de verano o saludar a algún vecino que se acerque por el camino.
Prado Toro no necesita más. Es un refugio pensado para el tiempo libre, pero sobre todo para la vida a cámara lenta. Una cabaña que entiende el lugar, el clima y el deseo de vivir con menos y mirar más.
Siempre me preguntáis por cabañas nacionales a buen precio. Esta semana tengo la recomendación perfecta y en uno de los paraísos más especiales de nuestro país. ¿Te apetece dar un paseo por la Doñana más desconocida? Huttopia Parque de Doñana es una propuesta perfecta para escapar con amigos, en pareja o con niños. Además, es el único camping dentro del parque nacional, lo que lo convierte en una experiencia única.
Está pensado para quienes buscan descanso y conexión con la naturaleza, ofrece diferentes tipos de alojamientos integrados en el paisaje: tiendas con baño privado, cabañas de madera, roulottes y parcelas bajo el pinar. Hay dos piscinas —una de arena blanca y otra más tranquila—, zonas de juego para niños, rutas guiadas por el entorno y hasta la posibilidad de avistar fauna salvaje al amanecer: ciervos, linces, jinetas, flamencos o águilas imperiales.
Además, cuentan con una gran lista de propuestas y actividades al aire libre, para disfrutar aún más del descanso en la naturaleza. No hay wifi en los alojamientos y hay poca cobertura en el interior, con lo que el concepto de desconexión adquiere aún mayor protagonismo y, lejos de ser un problema, es una invitación a escuchar el bosque, mirar el cielo y olvidarte un poco del mundo.
Yo me escapo a una de sus cabañas a principios de julio, ya os contaré.
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Fernand Renard, Bouquet dans un verre. Óleo sobre lienzo.
Otra cabin futurista a nuestra lista de favoritas, esta vez con celebrity de Hollywood incluida. Esta preciosidad de 45 m² fue diseñada en 1969 por el arquitecto griego Nikolaos Xasteros. Hace unos años, el galerista francés Clément Cividino la rescató del olvido —se encontraba abandonada en Atenas— y la trasladó a un bosque en el Empordà (Girona).
Y claro, el resultado no pasa desapercibido y Brad Pitt se ha enamorado de esta “casa ovni” (como él la llama), comprándola y trasladándola, pieza por pieza, hasta su finca en California, donde pasa a formar parte de su colección de viviendas modulares.
Este pequeño refugio de fibra de vidrio y suelo de madera es mucho más que una curiosidad: encarna una mirada atenta al diseño experimental y al potencial de la prefabricación como una experiencia doméstica distinta.
Si te fascinan estos refugios modulares y sus posibilidades, el nombre a seguir es Clément Cividino. En su galería y en su web, puedes ver piezas restauradas y otras joyas arquitectónicas nómadas a la venta, muchas de ellas con alma cabañil.
Me topé con este libro hace unos días por Instagram y ya está en mi lista de pendientes:
Jihun decide marcharse de la casa familiar con su perro Wajo. En la mochila lleva un reproductor MP3, un libro y algunos útiles para escribir. Viaja sin rumbo, de motel en motel, conociendo a gente en la carretera. En lugar de aprender los nombres de sus compañeros de viaje, les asigna números. Está el 239, por ejemplo, que una vez soñó con ser poeta, pero que ahora solo lee sus poemas a un amigo que está en coma; está el 109, que viaja constantemente en tren a causa de una ruptura amorosa, o el 32, que ya ha decidido acabar con su vida. Cada noche, antes de irse a dormir, Jihun escribe una carta a una de las personas que ha conocido. ¿Terminará su viaje cuando reciba la primera respuesta?
Edita Shiro Libros.
Maravilla ❤️🌹
Esos claveles... caso los puedo oler!!!! 😍