#137
He tenido un flechazo con una cabaña de color rojo, como siempre. Viajamos a México a unas cabañas en A espectaculares en el bosque y nos llevamos la nueva novela de Murakami de paseo.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Ayer entró la primavera y ha despedido un invierno, para qué negarlo, muy poco invierno. Sin apenas nieve, ni lluvia, sin sensación de gustera cuando te pones el gorro y la bufanda. Confieso que, desde Málaga al menos, me ha sobrado el abrigo más de una vez. Ha sido como una continuación del otoño a la primavera y eso me pone algo triste, porque soy una persona bastante invernal. Pero démosle una buena bienvenida al buen tiempo (y a la astenia primaveral, claro) y empezar a disfrutar de los buenos paseos en la naturaleza, ahora que apetece más.
Empezamos.
República Checa es uno de esos tesoros ocultos del mundo de las cabañas. Su arquitectura vernácula a lo largo de generaciones se ha inspirado y mantenido esta tradición de casas rurales de madera en entornos aislados. La cabaña de hoy es un ejemplo de cómo, en la actualidad, esa herencia está más viva que nunca.
Diseñada por ADR, este refugio de montaña se construyó para el director de una estación de esquí cercana. El volumen de la vivienda, en forma de cruz, se adapta al terreno y a la orientación para sacar el máximo partido en sus 94 metros cuadrados.
Por dentro es funcional, compacta y cálida; mira al paisaje desde sus grandes ventanas que además, contribuyen a una mayor luz natural. Su escalera de caracol, en el centro, contrasta en color con el resto de las estancias y sirve de unión a la forma de cruz, formándose alrededor de la chimenea.
Destaca su fachada roja, revestida de abeto y pintada, todo un clásico de la tradición de la zona revisado. El espíritu rural se completa con una decoración sencilla y con estilo nórdico dando ese toque más contemporáneo.
México no es solo país de playas espectaculares, guacamole y tacos. También tiene proyectos cabañiles realmente cuidados y espectaculares. Si os escapáis este año por allí, esta es una gran propuesta. Wander Cabins son cabañas de madera en forma de A en mitad del bosque pensadas para desconectar de la ciudad y de todo.
Más info y reservas en su web.
Sergius Pauser, Garden in the south of France (Cap Ferrat) (1935). Óleo sobre lienzo.
Esta es la portada del 6 de febrero de 1978 del New Yorker. Una belleza cabañil. Pero no es la única. A lo largo de su historia, la revista ha tenido otras también muy bonitas, sobre todo entre la década de los cuarenta y los cincuenta (cuando fue, precisamente, el boom cabañil en Estados Unidos):
Gracias Ana por enviármela.
A-Frame Dreams es una cuenta de Instagram a modo de real estate donde están a la venta muchas cabañas de madera en A (ese icono americano de mediados de siglo XX). Estoy muy enganchada al perfil y a todas las cabañitas que tiene, bastante asequibles (contando el precio de la vivienda actual y el cambio euro / dólar, sales ganando si compras una de esas mejor que un ático en Madrid).
Entre mis favoritas, una verde en Jefferson (Colorado) o esta belleza de 1967 en Maryland, a un par de horas en coche de Washington,.
Ya sabes que Murakami es uno de mis escritores preferidos. Ha salido en alguna ocasión por la Biblioteca Walden, ya que sus historias tienen un punto cabañil y de paz que me atrae mucho. Por fin, después de seis años, acaba de publicarse su última novela, La ciudad y sus muros inciertos, otro de esos relatos (de más de quinientas páginas) llenos de paisajes oníricos, personajes extraños y conexiones.
Edita Tusquets y ya está disponible en tu librería favorita.
Estoy pensando recopilar todos los libros que han ido saliendo (probablemente llevemos unos 100 o así), y montar una pequeña biblioteca virtual donde puedas acceder por autor, editorial etc, y así tener una buena base de datos.
Algunas notas sobre esta edición:
La cabaña de portada es de Instagram.
Eva, solo quería agradecerte que sigas publicando estos preciosos diarios de viaje. Cuando los recibo, son como mi momento de paz en mi locura diaria. Paro. Le doy al play a la lista de música que mandas. Y empiezo a saborear cada palabra que escribes. Viajo a todos los lugares de los que hablas. La selección de obras de arte son una delicia. Y los libros que recomiendas, me apetece leerlos todos (aunque luego se quedan en la mesilla esperando). Gracias por tu sensibilidad, y por la paz que transmites. ¡¡Un abrazo de oso cabañil!!
Biblioteca digital, biblioteca digital! <3 <3