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🎉 Celebramos cien cartas cabañiles con un refugio martítimo de los '60 en Maine. Una escapada de superlujo a una isla privada. Desvelamos los secretos del último episodio de Succession en Noruega.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Madre mía, 100 cartitas de amor cabañil, que se dice pronto. Gracias. Para celebrarlo, te regalo un 50 % de descuento en la suscripción anual, por si te apetece apuntarte y recibir una cabaña especial cada quince días y el especial de viajes cada estación:
Desde este particular salón con chimenea y la nieve al fondo, os escribo (virtualmente) hoy, para desconectar de la rutina y olvidarnos de la extraña ola de calor en pleno abril.
Empezamos.
Hay dos cosas de la cabaña de esta semana que están en mi lista de deseos: un enorme ventanal con vistas en el dormitorio y la luz cambiante que se transforma con la madera y las paredes.
Una pareja de Maine compró un antiguo refugio de costa de 1969 y tras siete años, completaron una reforma que la convirtió en su lugar favorito. Desde la cocina al almacenaje, toda la cabaña ha sufrido una transformación, manteniendo el estilo de la vivienda original, e incluso adaptando el interiorismo a esa estética de principios de los ‘70.
La cabaña fue diseñada por uno de los arquitectos de SOM, uno de los estudios de arquitectura más relevantes a nivel mundial, y se trató, desde el principio, de mantener los detalles originales de la construcción.
La fachada está revestida de cedro y ladrillo, para dar robustez a los muros. En el interior, cerezo y vigas de abeto douglas para dar calidez a los espacios. Cuenta con tres dormitorios, una sala de descanso y una cocina abierta al salón que está inspirada en aquellas de hierro del siglo XVIII. El paisaje es una verdadera belleza y sientes cómo entra en cada habitación gracias a las grandes ventanas y los techos altos que se han mantenido de la estructura antigua.
Una cabaña pensada para pasar los fines de semana y escapar de la ciudad, ¿verdad?
La escapada de hoy es de esas tan idílicas y platónicas que son dignas de cualquier película de James Bond. Nos vamos a Panamá, a una isla privada del Caribe donde se han construido unas casas de árbol 100 % sostenibles e ideadas por IBUKU, un estudio de Bali.
Respetando completamente el entorno natural de la isla, así como las tradiciones de la zona, estas treehouses están pensadas para convivir en armonía con la fauna y la flora. Por eso, se han construido con bambú de la zona y maderas recicladas (algunas de ellas con más de cinco siglos). Además, funcionan con energía solar y están desconectadas.
Un destino de superlujo, sí, pero de esos caprichos que mola hacer una vez en la vida.
René Magritte, L’empire des lumières (1954). Óleo sobre lienzo.
Muchos me habéis comentado esta semana que el capítulo cinco de la última temporada (snif) de Succession os ha recordado a la newsletter. Ayer por fin pude verlo y claro, os confieso que me quedaba a vivir en esa hora de episodio sin problema. No te preocupes, que no hay spoilers en esta sección. En cuanto vi las cabañas, me di cuenta de que conocía ese sitio; y es que claro, ya ha salido un par de veces por aquí. Está rodado en el Hotel Juvet, uno de mis hoteles cabañiles más favoritos del mundo.
Y no es la primera vez que se rueda en él, porque es el espacio protagonista de una de las pelis de ciencia ficción más interesantes de los últimos años y por la que se dio a conocer Oscar Isaac, ex-machina.
También os cuento que el teleférico que sale en el capítulo, fue el primero que se construyó en Noruega y sube desde el fiordo hasta la montaña Nesaksla, donde se graba una de las escenas (a 700 metros sobre el nivel del mar), en un trayecto que dura alrededor de diez minutos.
Esta mujer ha construido una pequeña cabaña en una isla por cuarenta mil dólares:
«Por encima de los carpes del jardín, veía las copas de los árboles asomando al otro lado del muro de cinta, en los bosques, y soñaba con pasear por allí. Sabía que en primavera el sotobosque estaba tapizado de anémonas y de jacintos silvestres, los entreveía desde la ventanilla del coche familiar cuando salía de la mansión con sus padres, y dos o tres veces también divisó el mar a lo lejos. Allí estaba el mundo real, ese espacio sin límites donde se podía caminar libremente por los senderos y perderse en los bosques, hacia lo desconocido, como en los libros de aventuras que leía por la noche en la cama.»
Fleurs de Marco Martella es toda una oda a los espacios frágiles, naturales y llenos de aromas que evocan recuerdos. Un libro lleno de nostalgia y memoria sobre su ciudad, Palermo. Lo edita Elba.
Amantes del café, esta es vuestra nueva taza favorita para expreso. Qué mejor combinación que cielo y nubes para unos minutos de desconexión al día. Este set de tacita y bandeja está hecho a mano y me ha parecido una fantasía preciosa para regalar (o autorregalarse).
Algunas notas de esta edición:
La cabaña de portada la hice el otro día en Midjourney probando un poco esto de la inteligencia artificial.
He descubierto recientemente HA!, un pequeño blog sobre bellas artes, muy didáctico, que cada día te envía por email una obra de arte. Sobre la pieza de Magritte, cuentan esto.