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Una cabaña en un bosque protegido en Alemania. Galicia, paraíso cabañil para el fin de semana. 'Nagori' y la nostalgia del fin de las estaciones, y una pequeña aldea de cabañitas en Carolina del Norte
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
La última semana ha sido una auténtica locura, bienvenidos a todos los nuevos miembros del club, que sois muchos, espero que disfrutes de este ratito de lectura y desconexión cabañil y te olvides del ruido de la ciudad.
Grant Wallace fue un artista y ocultista de finales del siglo XIX que vivía en una cabaña en California. Tras su muerte, y años después, se han encontrado restos de su obra, escritos y experimentos con la vida del más allá. Lo he leído aquí y me ha parecido una historia alucinante.
Este es un proyecto lleno de herencia y (casi) sangre azul: en una histórica parcela en Bremen, que fue durante medio siglo hogar del nieto del último emperador alemán, y diseñada por Fritz Schumacher (uno de los arquitectos más destacados de la Alemania de los ‘30), se alzan siete cabañas alrededor del río llenas de diseño y mucho detalle.
Las casas siguen la tradición de los cortadores de turba locales, que quemaban los tablones de madera para impermeabilizarlos y protegerlos de los insectos y los cambios de tiempo (algo parecido a la técnica del shou sugi ban japonesa de la que os he hablado en varias ocasiones); y así, todas las fachadas están forradas de esa madera carbonizada. El techo, a dos aguas, está cubierto por tejas antiguas, integrando aún más los edificios en el paisaje y en la herencia del lugar.
Los interiores se han dejado prácticamente en bruto, combinando el hormigón visto y paneles de roble, dando un toque brutalista y cálido, en contraposición a los grandes ventanales de aluminio, de cuatro metros de altura, que dejan entrar el paisaje por completo; estas ventanas están inspiradas en una tradición local llamada la “ventana-flor”, que eran elementos fijos acristalados con ramos de flores frescas colgados, para indicar a los ladrones que la casa estaba habitada.
Alrededor de las siete cabañas, 10 hectáreas de jardines históricos y protegidos alrededor del río. Tienes más detalles del proyecto aquí.
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Estoy obsesionada con las cabañas gallegas, no puedo evitarlo. Pero claro, es que hablamos del paraíso de las casitas de madera. He descubierto este alojamiento en la Ribeira Sacra, y me ha encantado. Las Cabañas Mirador Cachamuiña se encuentran en un entorno perfecto, lleno de bosques y verde, con cinco cabañas de baja huella de carbono, que se mimetizan con el paisaje.
Auguste Renoir, Hills around the Bay of Moulin Huet, Guernsey (1883). Óleo sobre lienzo.
En Carolina del Norte hay una pequeña comunidad formada por tiny homes:
Esta cabaña en A se construyó en tan solo seis meses en Chile. Es sostenible, autosuficiente y se alimenta de energía solar. La construyeron Maximiliano Noguera y Alejandra Marambio, socios de Max-A Arquitectura, durante el confinamiento de 2020.
Puedes leer la entrevista que les hicieron en Dwell aquí.
Nagori, literalmente «la huella de las olas», designa en japonés la nostalgia de la separación y, en particular, la nostalgia de la estación que termina, que nos deja y que, a nuestro pesar, dejamos atrás. Remite a la estacionalidad de un fruto o de una hortaliza anunciando su futura ausencia: para recuperar su olor, su sabor y su sensación no nos quedará otro remedio que aguardar un año entero conservando, eso sí, su recuerdo en la memoria de nuestros sentidos.
Nagori es asimismo la atmósfera de algo que ya no existe, como la de una casa que evoca el recuerdo de quienes la han habitado. Nagori es lo que queda tras el paso de una persona, de un objeto, de un acontecimiento. Nagori es, también, el momento de la despedida y el anhelo del regreso.
Partiendo del término nagori, Ryoko Sekiguchi reflexiona sobre el vínculo del hombre y las emociones con la naturaleza. Lo edita Periférica
Últimamente, estoy retomando la idea de escribir un diario; tal vez con pequeñas anotaciones del día, pensamientos aislados o momentos que me gustaría guardar para recordar en un futuro. Aunque soy una coleccionista muy compulsiva (y adicta) de cuadernos —y todo lo que tiene que ver con el mundo stationery—, ninguno de ellos me gusta del todo para escribir, hasta que he descubierto a los portugueses mishmash y su colección Naked, con un diseño minimalista para centrarse en lo importante, la escritura; papel de textura suave y totalmente personalizables.
Además, tienen una filosofía muy sostenible y responsable con el planeta y la reforestación de los bosques.