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Esta semana, una cabaña al atardecer en Suecia. Galicia, el paraíso cabañil por excelencia. La construcción de madera más grande del mundo y un eclipse solar en tu casa.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Últimamente tengo la sensación de que todo en mi vida pasa demasiado rápido y demasiado despacio a la vez. Conforme vas cumpliendo años, parece que el tiempo se acelera, casi sin dejarte disfrutar de cada momento y, sin embargo, a la vez todo es lento, queriendo saltarte semanas, meses o días sin tener que vivirlos durante sus 24 tediosas horas. De repente, todo pasa en un rato y te cambia la vida, y a la vez todo sigue igual y sientes que no avanzas.
Mi reto de esta semana es intentar no mirar el reloj (confieso que lo hago con demasiada insistencia), poner boca abajo el móvil y dejarme llevar un poco más por esa incertidumbre dentro del espacio-tiempo.
Empezamos.
La luz del atardecer tiene un nosequé que atrae a las cabañas como los insectos a la luz; la envuelve en un halo de misterio, calidez y ganas-de-mudarse tremendo. Y claro, es que las fotos de esta semana están tomadas a esa hora, y eso la hace más bonita incluso.
La cabaña se encuentra en la zona de Svinninge, Suecia, un área llena de bosques y poco poblada. Está inspirada en la idea de una casa sueca clásica con fachada de madera y techos a dos aguas, pero adaptándose al entorno forestal que la rodea. Es totalmente ecológica y se ha evitado el uso de plásticos. El interior está forrado de madera y bien aislado, con grandes ventanales que dejan entrar el paisaje por completo en cada estancia.
El volumen consta de dos plantas, la principal con un salón y una cocina abiertos y áreas más privadas, y el superior, con los dormitorios. Cada habitación está pensada para relajarse, de hecho, cuenta con un espacio de meditación y una sauna. Además, pensando en aprovechar al máximo la luz, hay un porche trasero que se convierte en la zona principal de ocio durante los meses de verano.
Aquí puedes ver más detalles de la cabaña, su planta e imágenes.
Si hablamos del paraíso nacional de las cabañas en España, tenemos que hacerlo de Galicia. En las Rías Baixas se encuentran las Cabanas de Udra, un alojamiento cabañil familiar situado en el Parque Natural de Cabo Udra.
Cada cabaña cuenta con chimenea, cocina, bañera de hidromasaje y vistas espectaculares, y a un precio apto para todos los bolsillos. Desde 185 euros por noche, dos personas. Ah, y como siempre me preguntáis, se admiten mascotas.
Puedes reservar en su web y cotillear su Instagram.
Peder Severin Krøyer, Roses (1893). Óleo sobre lienzo.
Tōdai-ji es uno de los templos budistas más famosos del mundo y tiene casi 1300 años de antigüedad. Se encuentra en Nara, Japón, una de las regiones más bellas del país nipón. Este gran edificio ostenta el título de construcción de madera más grande del mundo.
Construida en torno al año 730, más de dos millones de personas participaron en su construcción. A lo largo de su historia, ha sufrido varios incendios y reconstrucciones, por lo que es un 33% más pequeña. La gran puerta de entrada mide más de 20 metros de altura. En su interior se encuentra la figura del gran buda (dainichi), una de las esculturas de buda más grande que se conoce.
Como curiosidad, uno de los pilares que sostiene el edificio tiene un agujero en la base del mismo tamaño que los orificios de la nariz del Buda. La leyenda dice que aquel que pase a través de él, será iluminado y bendecido.
Desde 1998 es considerada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
¿Te gustaría tener un eclipse en tu propia casa? La lámpara Nisshoku es el último proyecto del diseñador Yuichiro Mornito. Funciona con energía solar y se va encendiendo poco a poco. Al iluminarse gradualmente, se asemeja a la imagen de un eclipse de sol, de donde viene su nombre (Nisshoku signigica ‘eclipse solar’ en japonés).
Me ha recordado mucho al proyecto de Black Glass Eclipse de Olafur Eliasson (el maestro de la luz), y claro, ahora quiero un eclipse en casa:
Hace poquito he descubierto a María Medem y me tiene enganchada su última novela gráfica, Por culpa de una flor:
La protagonista de esta historia vive en una aldea tan solo habitada por perros y salamanquesas. Todos los pueblos cercanos se han vaciado, todas las tierras parecen yermas. En la suya, o en lo que queda de ella, crece una flor que le recuerda los tiempos mejores. Que trae de vuelta la algarabía del pueblo y la fertilidad de los campos. Mantener con vida a esa flor es lo único que desea.
Una visita inesperada le ayudará a emprender un viaje de autoconocimiento en el que se reencontrará con la vida que creía perdida y en el que aprenderá a cultivar la flor de sus desvelos. Para que ambas, pese a las lluvias y las ventiscas, florezcan.
Algunas notas sobre esta edición:
La foto de portada es de Instagram.
Te recomiendo procrastinar un rato y perderte por todo el trabajo de Olafur Eliasson.