El club de la cabaña

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Jan 19
9
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Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.

La primera ola de frío del año ya está aquí. La han llamado “chorro polar”. A mí me desconcierta un poco que llegue en enero y no antes (hola, cambio climático) y aún más que la llamen chorro, como si de repente alguien se hubiera dejado el aire acondicionado a tope encendido. En el fondo, lo que me gusta de este momento es ver esos copos blancos tras la ventana de una cabaña, con la chimenea encendida y un buen libro.

Nota: Si se te corta el correo en algún momento por la longitud, haz clic en “ver el email entero” que encontrarás más abajo. No me ha pasado aún, pero a veces Substack y Gmail hacen de las suyas y no se lee al completo.

Empezamos.

Al norte de Portugal, situada en Valeflor, una zona rural inundada de castaños y robles a lo largo de la Serra de Marofa, el arquitecto João Mendes Ribeiro ha ideado un refugio contemporáneo y totalmente adaptado a la naturaleza. La casa del castaño se construye alrededor de un antiguo castaño, que será el auténtico protagonista del espacio.

Con una intervención mínimamente intrusiva, esta cabaña se funde con el paisaje y la morfología de la zona. Dos volúmenes en forma de cubo forman la estructura, abriendo el edificio al paisaje. Todo el proyecto se ha realizado bajo una filosofía sostenible, con materiales ecológicos, maderas certificadas y llevando soluciones energéticas que minimizan el impacto ambiental.

El exterior está pintado de negro, contrastando con los colores de la vegetación cercana pero equilibrándose con ellos. Los cambios de estación y la meteorología transformará la fachada y la adaptará aún más a la naturaleza circundante. En el interior, madera de OSB y paneles de corcho, revestidos de abedul, creando un ambiente cálido y acogedor, con un espíritu nórdico en pleno corazón de Portugal.

Los grandes ventanales, tanto en la parte de arriba —donde se encuentra el dormitorio— como en la estancia principal, conectan la vida cotidiana con la naturaleza más pura y la vida al aire libre, creando un refugio para la meditación y el descanso. En palabras del propio arquitecto, esta casa es una reflexión crítica sobre la vivienda, transformando el espacio mínimo habitable en un lugar de confort y sostenibilidad.

Hoy nos escapamos a los Pirineos, a un chalet de montaña construido en 1943 y que está pensado para esos viajeros que quieren ir a cámara lenta, disfrutando de la experiencia. El edificio está rodeado por un bosque privado de abetos centenarios. Una aventura a 1.750 metros de altura que es la fantasía perfecta para un retiro en contacto con la naturaleza.

Puedes reservar aquí.

Giovanni Giacometti, Winter Landscape near Maloja with a View on Forno Valley (1925). Óleo sobre lienzo.

Entre 1888 y 1913, Romeyn Beck Hough, médico y explorador británico, recopiló en catorce volúmenes, más de 1000 muestras de madera de 350 especies de árboles de Norteamérica. Un trabajo botánico e histórico brutal y único. Aunque murió antes de terminar el libro número catorce, su hija lo finalizó a partir de sus anotaciones en cuadernos de campo

Es una de las colecciones más completas y desarrolladas en este ámbito. Cada muestra translúcida se ve desde tres puntos de vista: una sección transversal, otra tangencial y una radial. Para hacer esto posible, el propio científico inventó una máquina cortadora (que patentaría más tarde), que hacía láminas finas con la madera que podían verse al trasluz con detalle. En cada ficha proporciona su nombre y principales características, aspectos medicinales e incluso, posibilidades comerciales.

The American Woods "se erige como un monumento a la forma y extensión de los bosques estadounidenses a finales del siglo XIX". Lee más sobre esta curiosa historia en Public Domain Review.

Tenía reservado este libro para compartirlo cuando el frío de verdad entrara, porque es de esos que se disfruta leyendo bajo la manta en un día gris invernal. Invierno de Rick Bass es una oda a la naturaleza, a la soledad y a ese espíritu cabañil. El otro día me dijo Ana Ribera que este era el libro que le habría gustado escribir. Y claro, ya con esa premisa y teniendo en cuenta que llevaba un tiempo en mi mesita de noche, pues por fin lo he empezado.

En el valle del Yaak, en Montana, viven apenas treinta personas y un número indeterminado de osos, lobos, coyotes, pumas, alces… Un lugar sin duda salvaje y remoto. De hecho, allí la mayoría de las casas carecen de electricidad o teléfono. Para sus habitantes, sin embargo, eso no parece ser un problema.

Desde el primer instante, Rick Bass y su mujer se ven irremediablemente atraídos por aquella realidad indómita. Y deciden rendirse a su silencio y a su misterio, encarnados en la lenta e imperturbable caída de la nieve, que parece ralentizar el tiempo y ofrecer perdón para todas las culpas. Alquilan una casa, conocen a los excéntricos habitantes del valle, se emborrachan en el Dirty Shame y empiezan a prepararse para el invierno: algo que en su Texas natal nunca han vivido, menos aún a treinta grados bajo cero y sin más tecnología que una lámpara de aceite, una motosierra y una chimenea. Él comienza a escribir, a relatar su cita y su encuentro con el invierno, con ese paisaje blanco, ingobernable y feroz que reclama de manera incansable vidas para seguir avanzando. Pronto recuerda aquella vieja historia que contaba un aventurero a las gentes de la ciudad: en Yellowstone el frío era tal que a los tramperos las palabras se les congelaban según salían de sus bocas, y debían recogerlas, guardarlas cuidadosamente y colocarlas ante el fuego por la noche, para ensartarlas en frases y saber lo que se habían dicho durante el día. Eso hace también Rick Bass.

Ahora que nuestro invierno es cada vez menos invierno, que su belleza es cada vez más frágil y esquiva, este libro se presenta como un canto poderoso al níveo secreto del Gran Frío.

Lo edita Errata Naturae y ojo, va por su tercera edición, que no es poco.

Hace un par de días, LEGO hizo mi sueño realidad: a partir del 4 de febrero está disponible una cabaña en forma de A para que la puedas hacer en casa. Con todos lujo de detalles: una chimenea, su decoración interior, una canoa, árboles otoñales y figuritas de lo más cabañil. Yo ya estoy apuntada a la preventa, que nadie lo dude.

Podéis comprarla aquí.

Un par de notas de esta edición:

  • La cabaña de portada es de Instagram, y claro, es perfecta para el invierno.

  • El otro día estuve charlando sobre libros, series y curiosidades periodísticas en el podcast Leer para contarlo. Puedes escucharlo aquí y verlo aquí.

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