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¿Eres de los que pone la chimenea en la tele? Te cuento su historia. Además, mi refugio favorito en Málaga y una cuenta de Instagram que quiere salvar casas antiguas en Estados Unidos.

Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.

De repente, ha llegado el frío y la nieve. Y yo, tan feliz con mi chimenea encendida en mi televisor, creyéndome estar en una cabaña. La carta de hoy está escrita a mitad de camino entre Málaga y Barcelona, mirando desde la ventanilla del avión y con esa paz que me genera volar y la masa de nubes tan esponjosas y estáticas.

Empezamos.

A mí el frío me lleva al norte de Europa. Siempre. A cualquiera de esos bosques entre los que se esconde una cabaña. Esta semana viajamos a Dinamarca, a un refugio de vacaciones construido en madera y que ha sido todo un flechazo y ya se encuentra en mi lista de favoritas. Su arquitectura es todo un homenaje a las casas vernáculas y rurales nórdicas.

Su planta en forma de T y tejado a dos aguas se adaptan a la parcela para sacar el máximo partido al sol. Además, toda la estructura está construida en madera transpirable con una cimentación especial que minimiza el impacto del hormigón sobre el suelo y reduce la huella medioambiental. Los cimientos de este tipo de viviendas suelen representar el 50% de la huella de carbono a lo largo de cincuenta años, por lo que fue una de las claves principales para el proyecto. Así, la estructura se atornilla directamente al terreno usando mínimamente cemento y con un suelo flotante de madera enjabonada en el interior, muy resistente.

El interior está forrado en abeto Douglas, un material flexible, resistente y el favorito para la construcción de cabañas. El salón y la cocina son el centro neurálgico, con dos porches a ambos lados que conectan con el paisaje y permiten la entrada de luz durante más tiempo debido a su orientación al este. En los laterales, se encuentran los dormitorios.

Se ha cuidado mucho el interiorismo, con una paleta de color inspirada en el propio bosque, con verdes, maderas naturales y mobiliario creado ad hoc para crear un ambiente cálido y de descanso.

Hoy quiero compartiros mi refugio secreto en Málaga, el lugar al que me gusta escapar cuando necesito desconectar, escribir o simplemente disfrutar.

Casa Dolores es una pequeña casa tradicional andaluza que se encuentra en El Borge, en el corazón del interior de la Axarquía. Un pequeño paraíso con chimenea, piscina climatizada, limonero, romero, luz, barro, herencia y un porche perfecto para sentarse a leer o ver las estrellas por la noche.

Para mí, toda ella es cabaña. No solo por el lugar, sino por el cariño que hay detrás de este proyecto, diseñado por o—sh y que, recientemente, ha recibido un par de premios de arquitectura en Málaga y Madrid. Detrás de ella, Sandra y Helga, que han puesto toda su personalidad y amor por el pueblo en esta casita.

Podéis reservar aquí (la noche de Reyes está libre y es un planazo) y conocer más de su historia aquí.

Bambou Gili, Delia Sleeping (2023). Óleo sobre lienzo.

Este fin de semana todas mis redes sociales se han inundado de chimeneas virtuales. Ya sea en Youtube o Netflix (incluso Samsung TV se ha marcado un canal solo con esto), este fenómeno lleva ya algunos años creando esa sensación de calor de hogar para aquellos que no tenemos un fuego en casa y queremos hacer, de nuestras cuatro paredes de ciudad, una acogedora cabaña.

Pero, ¿de dónde ha salido este fenómeno? ¿A quién se le ha ocurrido grabar un fuego ardiendo en una chimenea para satisfacer nuestra necesidad? Pues a un señor llamado George Ford, especialista en grabar videos de entretenimiento para animales. Resulta que, en la tele americana de los años sesenta, era muy típico en la época navideña televisar una chimenea encendida, y, animado por sus hijos, quiso hacer su propia versión allá por 2010. Se hizo todo un experto en el crepitar de la leña y tardó dos años en completar el proyecto. Y unos años después llamó a su puerta Netflix y le compró los derechos de emisión. El resto es historia.

Puedes leer más aquí.

Estoy muy enganchada al Instagram y a la newsletter de Cheap Old Houses. Una especie de inmobiliaria de casas rurales e históricas por todo Estados Unidos (y algunas en Europa), cualquiera de ellas más barata que comprar una casa en Madrid o Málaga ahora mismo.

Este proyecto nació hace unos años de la mano de un matrimonio que compró una casa antigua y la restauró. Y como ellos dicen, no es necesario gastar un millón de dólares para encontrar tu casa perfecta y cumplir el sueño americano. Desde entonces, buscan joyas por todo el país a precios brutales y que quieren ser salvadas del abandono. Me parece una manera muy bonita de mantener el patrimonio arquitectónico de casas, en su mayoría, construidas en madera y con jardines espectaculares, que necesitan un mantenimiento.

Esta es una de mis casas en venta favoritas

Cheap Old Houses es un grito de ayuda para esas casas olvidadas, la antítesis de ese aesthetic minimalista, de colores nude y muebles de diseño que inunda nuestros feeds y las revistas de interiorismo. Y darles una segunda vida.

Llevo viendo este libro en redes y librerías una temporada. Y es de esos de los de comprar por la portada. Así que fue directo a mi estantería y menuda sorpresa agradable me llevé al leerlo. Una breve historia del jardín, de Gilles Clément es un recorrido sobre la historia de los jardines, conectando con la historia del ser humano y cómo hemos domesticado, de alguna forma, a la naturaleza.

Edita Gustavo Gili.

Si te apetece escuchar la banda sonora completa de la newsletter, la tienes en Spotify. Cada canción semanal se añade a esta lista para que la disfrutes. Casi nueve horas de música listas para darle al play.

Y si te apetece explorar cabañas en todo el mundo, te recuerdo que también tienes el mapa de escapadas cabañiles por aquí.