#159
Esta semana esta cartita es un abrazo cálido, es cabaña para estos días extraños. Lee, disfruta y desconecta.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Se hace algo extraño redactar esta carta semanal con todo lo sucedido en los últimos días. Me parece una película de esas de Blockbuster en la que la tragedia y la política se hacen cada vez más increíbles y distópicas. Y aun así, es la pura realidad en la que vivimos.
Apenas he escrito sobre el tema y tampoco he compartido nada en redes sociales, porque me resulta complicado hacia dónde va todo en el mundo digital con la desinformación. Tengo amigas que viven en Valencia, con familiares afectados, que llevan días llenas de barro hasta arriba viviendo una pesadilla y eso me hace estar bastante sensible con el tema y ayudar, desde donde puedo, en la distancia. Tengo amigas en Estados Unidos que se han levantado con miedo por su futuro, el de su país y sus derechos. Un mundo que parece cada vez más oscuro. Y por eso, me gustaría, esta semana más que nunca, que El Club de la Cabaña sea esa dosis de desconexión tan necesaria, sea ese abrazo cálido. He intentado hacer hoy una newsletter más especial, con más cariño, más acogedora; que hoy esta lectura sea cabaña para los que la leéis, entre tanta incertidumbre y dolor.
Empezamos.
Japón es uno de esos territorios que atraen por su paisaje, su historia, cultura y filosofía. Para mí, sus bosques son de mis favoritos, y tener una cabaña escondida entre ellos, pues ya es el sueño hecho realidad.
En el año 2020, el estudio de arquitectos K+S construyó un pequeño refugio de 51 metros cuadrados escondido en Karuizawa, en el centro de la isla, una zona famosa por su vegetación, sus frondosos bosques y naturaleza al pie del monte Asama.
Esta cabaña está construida en su totalidad con madera en un claro de la parcela, para no talar ninguno de los árboles alrededor y proteger la naturaleza colindante. Además, es el lugar en el que mejor entra el sol, diseñando un lugar adaptado y luminoso, cálido y acogedor. Con dos alturas y porche que da acceso a la vivienda, se pensó para que los troncos y las ramas la rodearan, pudiendo contemplarlos desde el interior.
El interior es abierto y flexible, con una chimenea que calienta toda la habitación que actúa como sala de estar y cocina, con ventanales abiertos que miran al paisaje. La cama se encuentra en altura, en un espacio mínimo que es casi como un refugio dentro del refugio (valga la redundancia), mirando al bosque.
Una belleza donde encontrar el silencio, la paz y la desconexión.
Imagina encontrarte en el corazón de México en una cabaña brutalista donde hacer ese detox digital que necesitabas hace tiempo. Encajada en el paisaje desértico y montañoso a las afueras de San Miguel de Allende, la casa DOM es un pequeño paraíso entre la naturaleza y la arquitectura.
¿Un capricho? Por supuesto, pero imagina qué descanso en la otra punta del mundo.
Puedes reservar o conocer más sobre ella aquí.
Pascal Campion, Friends, Porches and summer evenings (2015). Digital Art.
En Serbia, en mitad de un bosque hay una pequeña capilla construida en el interior de un antiguo roble (un árbol sagrado), dedicada a San Pantelija. La construyó un aldeano local en 1991.
Lo descubrí aquí.
Durante la pandemia y el confinamiento de 2020, IKEA diseñó seis refugios para hacer dentro de casa “para desconectar y evitar el aburrimiento”, que podías construir con diferentes elementos de la tienda que todos tenemos en casa, desde edredones a lámparas, almohadas…
Me lo pasaron por Instagram y puedes verlas todas aquí.
Un puñado de afectos profundos, de Gabriela Mistral, es la historia de su vida: trashumante, observadora, escribió diarios y pensamientos de los escenarios que se encontraba, de las vidas que vivió y admiró, de las amistades, de los paisajes… todo ello en forma de relatos llenos de lo vivido en el siglo XIX y principios del XX.
Edita Creotz Ediciones.
Espero que estés bien y que esta lectura te haya traído un poco de paz, y, por qué no, una pequeña sonrisa.
Mucha paz, gracias Eva
Me ha encantado la sección de Ikea. Mucha gracias Eva