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La lluvia, el otoño. Una cabaña muy marítima en los bosques de Canadá. Una escapada a los Alpes. El paisaje de los Montes del Pas a lo largo de la historia. Un manifiesto a favor del silencio.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
No recuerdo la última vez que llovió en Málaga —al menos en condiciones— pero el pasado sábado me hizo muy feliz encontrarme por la noche, de repente, bajo un diluvio propio del otoño (que sí, que ya sé que quedan dos semanas aún para que llegue), ponerme mi chubasquero y caminar bajo el agua de vuelta a casa. A veces pasa en el sur que nos obsesionamos tanto con el buen tiempo que desmerecemos un poco la lluvia y —curioso fenómeno— no hacemos planes cuando está prevista tormenta. Cuando has vivido en el norte (casi tres años en Gijón en mi caso) el orbayu forma parte de tu ser, la lluvia no es impedimento y, casi siempre, dejas el paraguas en casa porque da lo mismo.
Parece que este año con la sequía nos estamos volviendo más conscientes de su importancia porque es muy recurrente en conversaciones con amigos eso de “a ver si llueve durante una semana seguida, que se echa de menos”. 2023 fue el año con menos lluvias en Málaga y 2024 me temo que va por el mismo camino. Así que quiero un otoño del norte en el sur, durante mucho rato. ¿Qué puede ser más cabañil que eso?
Por cierto, esta semana comparto mi obsesión musical de estos días. No puedo dejar de escuchar en bucle esta versión de For Sure de American Football para el 25 aniversario de su disco homónimo (uno de mis favoritos) que ha hecho la maravillosa Ethel Cain.
Empezamos.
Situada en Ontario (Canadá), esta cabaña es una casa prefabricada y pasiva en la que se ha optimizado al máximo el uso de materiales para reducir la huella de carbono, por lo que la madera de abeto es la principal protagonista de esta casa inacabada, como la bautiza Workshop Architecture, el estudio encargado de construirla. Tiene 130 metros cuadrados repartidos en dos dormitorios, dos baños y una zona común abierta al terreno.
Está inspirada en los refugios rurales y las construcciones vernáculas de esa zona canadiense, con un toque marítimo en la paleta de color (azules y blancos) que trasladan al océano en mitad del bosque. Todo el interior es cálido y con un toque muy nórdico, acogedora y familiar.
Bajo la filosofía de la arquitectura pasiva, el aislamiento es de celulosa y fibra de madera, todos los materiales son de producción local y se han instalado sistemas de energía renovables para mejorar su sostenibilidad. Además es prefabricada, por lo que su impacto en el terreno es mínimo.
Este es un gran ejemplo de cómo el equilibrio entre el medio y la arquitectura dan como resultado una cabaña bonita, funcional y de esas en las que sueñas con vivir.
Austria es tierra de cabañas. En el corazón de los Alpes austríacos Cabinski ofrece una experiencia de desconexión minimalista y llena de naturaleza. En un pajar reconvertido, este refugio es todo lo alpino que puedes querer. Desde el paisaje a la gastronomía (el queso local Laguz es una de las delicias de la zona), pasando por el lago Seewaldsee a tan solo una hora de paseo. Se encuentran en el valle de Gadental, reserva de la biosfera.
Puedes reservar en su web.
Edward Hopper, Sunlight on Brownstones (1956). Óleo sobre lienzo.
A raíz de este artículo sobre los últimos pasiegos aislados en eldiario.es estuve leyendo sobre los Montes del Pas. Se han contabilizado más de diez mil cabañas cercadas a lo largo de los valles en un área de 600 kilómetros. Un paisaje que nació de la necesidad ganadera durante los siglos XVI y XVII. Las familias construían pequeños refugios de piedra para dormir durante las temporadas de trashumancia estacional, e iban pasando de una a otra, de manera nómada, con el ganado.
Durante el siglo XIX, la tendencia cambió y empezaron a construirse cabañas más cómodas, con chimenea, más agrupadas entre los cercados, dando lugar a las llamadas vividoras (me encanta el nombre), que formaban aldeas aisladas a lo largo del Pas y que permitían pasar también los inviernos, con lo que el pastoreo nómada dejó de tener sentido.
A lo largo del siglo XX ya se fueron abandonando debido a la industrialización y a la huida del campo a la ciudad, quedando historias solitarias como la de Álvaro en Aldano.
Lo he leído en este artículo de investigación.
María me ha pasado esta semana una cabaña muy particular. Construida por el arquitecto Sou Fujimoto en 2006, es todo un ejercicio de juego con la madera y reinvención del espacio.
Está construida con vigas de madera de cedro apiladas creando una experiencia interior muy interesante, flexible y donde no existen las paredes o las habitaciones cerradas. Desde un punto de vista orgánico se va descubriendo y adaptando el espacio según la necesidad y rindiendo homenaje a esos primeros refugios primitivos.
¡Silencio! de Pedro Bravo ha sido una de mis lecturas de piscina y obsesiones de este verano. Una reflexión a través del ruido, del propio silencio, de la productividad y de la hiperconexión que invita a desconectar y a hacernos más conscientes de lo que nos rodea. Este ensayo es toda una oda a callar, escuchar, pensar y rebelarse, por qué no, ante el estruendo de la vida moderna y que se lee en una tarde. Recomendación obligada para empezar este septiembre de una manera diferente.
Publica Debate.
Te he descubierto hace poco pero está newsletter ya es uno de mis imprescindibles y este nuevo número sintetiza bien porqué: recomendaciones arquitectónicas bellas a la vez que sostenibles, preciosos cuadros (encima de Hopper!!♥️) y recomendaciones lectoras (adoro los ensayos).
Gracias por tu genial trabajo 👏🏻
Fantástica como siempre 🤍