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La idea romántica de cabaña está en Catskills. Una escapada gastronómica y cabañil a Francia. Nos colamos en el refugio de pensar de Martin Heidegger y celebramos el 75 aniversario de la Glass House.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Hemos pasado del invierno al verano en una semana. Yo, que adoro el entretiempo, la americana y la chaqueta vaquera, las dejo en el armario otro año más porque el calor se ha comido la primavera. Razón poderosa para arrimarse a la sombra de un buen árbol y pasear por el bosque, que siempre será fresco, o en esta belleza de casita que respira esos veranos de antaño, donde tenías que ponerte rebeca al anochecer y olía a salitre.
Empezamos.
Las cabañas con forma de cabaña tienen un romanticismo especial. Y si no, que se lo digan a este pequeño refugio en los Catskills de Nueva York, por cierto, uno de mis paraísos cabañiles por excelencia.
Esta cabaña de los años treinta estaba totalmente abandonada y Brittany y Jordan Weller, pareja y fundadores de Earth to People (proyecto de restauración de casas antiguas en Estados Unidos) decidieron rehabilitarla y darle una nueva vida. Su idea era mirar al pasado recuperando su esencia pero con los ojos puestos en la actualidad.
Todo el proceso que se siguió fue sostenible y con prácticas ecológicas y respetuosas con el entorno. Se reutilizaron materiales y se recicló la madera (pino y cedro). Jordan carbonizó la madera de la fachada durante varias semanas en un campo cercano, utilizando la técnica del shou sugi ban —de la que he hablado varias veces— para mejorar la durabilidad de la madera.
El interior estaba en bastante mal estado y fue toda una proeza volver a darle un nuevo uso. Mantuvieron la estructura y restauraron algunos de los muebles que quedaban en la cabaña. Utilizaron una paleta de materiales naturales y que se equilibrara con el paisaje. La chimenea se modernizó por completo y se mantuvo la piedra original.
Dentro de la idea que comentaba antes de sostenibilidad, se mantuvo al máximo la filosofía de huella de carbono cero, con electrodomésticos de bajo consumo, ventilación cruzada y el uso del cáñamo como material de aislamiento. Una cabaña que te hace retroceder en el tiempo y amar muy fuerte esa sensación de libertad dentro de la naturaleza.
Esta semana nos escapamos cerca del espectacular valle del Loira en Francia (tierra de vinos y châteaus). Esta cabaña moderna se encuentra a las afueras de un pueblo histórico. La Colline du Colombier es un proyecto rural que nació en 2008 y que combina gastronomía y paisaje. Fue fundado por Marie-Pierre y Michel Troisgros (tres estrellas Michelin) y el diseño lo puso el arquitecto Patrick Bouchain. La cabaña está inspirada en las cadoleas, que eran los cobertizos utilizados por los viticultores en el pasado. Son aptas para dos personas y parecen flotar en la colina. Son sostenibles y están pensadas para ese fin de semana detox sin teléfono, con un buen paseo y un menú degustación muy francés.
Una escapada llena de desconexión en un refugio experimental con vistas al paisaje.
Puedes reservar en su web.
Jim Holland, Marsh on a summer afternoon. Óleo sobre lienzo.
El filósofo Martin Heidegger, uno de los grandes pensadores del siglo XX, exploró la relación del hombre con el espacio físico y el pensamiento. Durante más de cincuenta años se retiraba por temporadas a escribir en una cabaña en el corazón de la Selva Negra a la que llamó die Hütte (el refugio) y es donde escribió su ensayo Ser y tiempo, su obra más importante.
Para Heidegger la relación con la naturaleza, esa intimidad que conseguía, estaba relacionada con su trabajo, esta conexión era esencial para su teoría filosófica. Él concebía el espacio como un lugar lleno de significado, no un vacío abstracto. Y en su cabaña dio forma a esta idea tanto física como metafóricamente.
Acabo de descubrir este proyecto del arquitecto Shigeru Ban, que tras el devastador terremoto de la India de 2001, diseñó una cabaña que se adaptara a las circunstancias locales y que fuera sostenible. Así nació paper Log House, pequeñas casas sobre cimientos de barro, con techo de bambú y troncos de papel para la estructura de la fachada.
Ahora, ha creado una junto a la famosa Glass House de Phillip Johnson para conmemorar el 75 aniversario de su construcción.
De Heidegger va la cosa porque la lectura de hoy es sobre su cabaña. El arquitecto y escritor Adam Sharr investigó profundamente la cabaña del filósofo, desde la arquitectura física al plano más metafísico y cómo afectó su pensamiento y obra, y lo plasmó en el ensayo Heidegger’s Hut.
La versión en español, La cabaña de Heidegger, un espacio para pensar, la edita Gustavo Gili (aunque me temo que ahora está descatalogado).
Qué dicha despertar y leer esta entrega! Gracias! Lo del filósofo en su cabaña me hizo pensar en Maude, la artista que pintaba sobre su cabaña 💛