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Una cabaña en A en Estonia pensada para escapadas en verano. ¿Sabías que existen árboles que han estado en la Luna? Un fin de semana en una cabaña de leñadores en Girona.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Me encuentro en un bucle sin fin de estrés y trabajo, sin ver la luz al final del túnel. Ayer murió Paul Auster, uno de mis escritores favoritos, y me ha recordado que debo releer otra vez El País de las últimas cosas otra vez —en esta edición—, mi libro más favorito de todos:
A veces, cuando me sorprendo a mí misma buscando a tientas una idea que se me escabulle, vuelvo mis pensamientos a los viejos tiempos en casa, recordando cómo eran las cosas cuando yo era pequeña y nos íbamos de vacaciones en tren hacia el norte con toda la familia. Mi hermano mayor, William, siempre me dejaba el asiento de la ventanilla, y yo casi nunca hablaba con nadie, viajaba con la cara pegada al cristal mirando el paisaje, escrudiñando el cielo, los árboles y el agua mientras el tren se apresuraba a través de la espesura.
Empezamos.
Esta cabaña en A es el sueño perfecto de la casita de verano. Se encuentra en Vääna Jõesuu, una pequeña aldea al norte de Estonia, rodeada de bosque y naturaleza muy virgen. El estudio de arquitectura Eek & Mutso ha diseñado este refugio veraniego inspirado en una tienda de campaña y en las cabañas americanas de los años setenta.
Cuando no se utiliza, se puede dejar totalmente cerrada, y pasa desapercibida en el paisaje. Cuando está habitada, se abren las contraventanas de la fachada y se conecta al exterior de manera natural y flexible, contrastando con los tonos claros del interior.
La fachada está acabada en madera revestida mediante la técnica japonesa del yakisugi, que a través de la carbonización de la propia madera consigue proteger y aislar las paredes del paso del tiempo. Además, a su vez, se mimetiza a la perfección con los pinos circundantes.
La trampilla trasera oculta el lavadero que, al abrirse, se convierte en una gran sala exterior con techo. Entre el salón y la sala de estar hay una balaustrada oval restaurada que procede de la villa Art Nouveau (diseñada por el arquitecto finlandés Armas Lindgren) y que fue abandonada; pero hay más detalles recuperados en la cabañita: ventanas, zócalos de acero corten y gran parte del mobiliario.
La casa descansa sobre una losa de hormigón, pero toda la estructura es de madera así como los acabados exteriores e interiores. El esqueleto de las trampillas y los postes de soporte son de acero, lo que proporciona rigidez a los elementos móviles y estabilidad a la cabaña.
Esta semana propongo una escapada a Girona, a la Cabaña Platraver, una antigua construcción de madera que usaban los leñadores tradicionalmente durante la época de tala de árboles. La cabaña, de dos pisos, ha sido totalmente restaurada y se integra en la Sierra de Santa Magdalena.
Puedes reservar aquí.
André Schulze, Sun (vintage painting). Óleo sobre lienzo
Desde 1977, un ficus sicomoro da la bienvenida en el Centro Goddard de la NASA (Maryland). Este no es un árbol cualquiera, ya que vino de la Luna. En 1971, un puñado de semillas volaron a nuestro satélite en el Apolo 14, formando parte de un experimento para comprobar cómo la gravedad cero afecta a las plantas. Al volver a la Tierra, se repartieron por diferentes estados y se plantaron; desde pinos, a secuoyas. Este ficus es uno de los llamados Moon Trees (árboles lunares) plantados por todo Estados Unidos.
Puedes leer la historia completa en National Geographic.
Me encanta el canal de Youtube de Bruno Pisani, siempre descubriendo las cabañas y refugios más aislados en montaña. La semana pasada, Ivan de Superflúor me pasó esta tan chula en una pendiente afilada que me ha dejado K.O.:
Sant Jordi es mi día favorito del año (con todo el respeto a mi cumpleaños, que me encanta). Desde hace casi 20 años, mi amiga Carol y yo nos regalamos muy sagradamente un libro, aunque vivamos a 500 kilómetros (o a 1.000 a veces) de distancia. Este año, su libro para mí ha sido Caja 19 de Claire-Louise Bennett.
En una ciudad obrera del sudoeste de Inglaterra, una estudiante garabatea historias en las últimas páginas de su cuaderno, embriagada por las primeras chispas de su imaginación. A medida que crece, todo lo que encuentra se convierte en combustible para este talento: uno de los clientes del supermercado en el que trabaja como cajera, las pilas de libros en los que se pierde y se encuentra, incluso el devastador descarrilamiento de una amistad; historias que, junto con las lecturas que la acompañan, servirán a nuestra narradora para forjarse un camino.
The New York Times lo incluyó en la lista de los mejores libros de 2022 y es un homenaje precioso a las mujeres creadoras.
Edita Malas Tierras.
Me encantó la entrega! Como siempre :) viste que en Autorretrato en el jardín le dediqué un espacio a los árboles lunares? Es que es de locos! Salud, bella.
No tenía ni idea de los Moon Trees. ¡Qué interesante!