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Una cabaña de ensueño construida por una familia en el bosque. Un refugio muy cinematográfico en Escocia junto a un lago, y una escapada a una casa de árbol en la Sierra de Cazorla.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
La rutina y el año han caído como un alud de nieve esta semana. Todo el mundo se ha despertado de esas vacaciones tan largas —que muchas veces parecen un sueño vívido— y nos hemos pegado de bruces con los emails, las reuniones, el tráfico y los horarios. Aunque lo agradezco, la “realidad” se podía haber tomado con más calma la semana.
Durante una temporada voy a pausar las suscripciones de pago de la newsletter, porque ando embarcada en un proyecto grande que me ocupa más horas de las que tiene el día. Los suscriptores de pago habéis recibido un email esta semana explicando lo que va a pasar. Si no lo has recibido, escríbeme.
Los jueves seguiréis recibiendo la cartita semanal, como siempre, y de vez en cuando una entrevista (que tengo muchas preparadas y muy chulas!). Un tiempo que también servirá para reorganizar contenidos y cositas nuevas que quiero añadir.
Empezamos.
Andrew y Betsy son una pareja de Maine que han construido a mano una cabaña para vivir con su pequeña familia. La parcela donde se sitúa pertenece a la familia de Besty desde mediados de siglo XX, y decidieron que ese era el lugar perfecto para criar a sus hijos. Andrew, diseñador y dueño de una empresa de construcción, se puso manos a la obra para idear su casa ideal en el bosque y construirla ellos mismos y así economizar todo el proceso.
El resultado es esta preciosa cabaña de madera formada por dos volúmenes con una fachada de tablas de pino oscurecidas con alquitrán, para preservarlas y mejorar la impermeabilidad. Además, en la medida de lo posible, han querido que sea un proyecto sostenible, por lo que no han utilizado pintura ni generadores exteriores alimentados por diesel. Querían que fuera lo menos tóxica posible de cara al crecimiento y disfrute de sus hijos, con un diseño honesto y en equilibrio al medio. La vivienda se encuentra enmarcada en el paisaje y pasa desapercibida entre los árboles y la vegetación, consiguiendo ese efecto más ecológico y natural que querían.
Las dos cabañas tienen grandes ventanales para aprovechar la luz al máximo y disfrutar a la vez de las espectaculares vistas. Su idea era poder ver el cielo prácticamente desde cualquier rincón. En el interior, hay varios niveles, dando dinamismo a los espacios y jugando con la iluminación. Las paredes de la casa, al no usar pintura ni químicos, están revestidas con yeso, dando ese aspecto más artesano y cálido al interior.
La obra duró unos 18 meses y contó con la ayuda de algunos amigos. Desde la excavación del terreno con pala y martillo, a los pilares de hormigón y la estructura, todo fue un proceso DYI. Una visión que cumplieron, consiguiendo la cabaña de sus sueños.
Hemos vuelto de las vacaciones, es cierto, pero hasta Semana Santa queda mucho tiempo aún, así que, qué mejor que planear una escapada de fin de semana a una cabaña. Estas casitas de árbol en la Sierra de Cazorla son perfectas para eso, desconectar y disfrutar del paisaje de la sierra.
Puedes reservar aquí.
Maxfield Parrish, Winter Sunshine (Sunlight) (1956). Colección particular. Óleo sobre lienzo.
Estas despensas-granero de mimbre en Burkina Faso fotografiadas en la década de los ‘70 por Jan Broekhuijse, donde la tribu Mossi colgaba las mazorcas de maíz para que se secaran.
Lo he encontrado aquí.
Estas Navidades me he enganchado a una de esas series un poco “chorra” que te enganchan capítulo a capítulo. The Buccaneers (Apple TV+) cuenta la historia al más puro estilo de Los Bridgerton, de unas amigas americanas en busca de marido en la encorsetada Inglaterra de Jane Austen. En uno de los episodios, dos de sus protagonistas escapan a una cabaña entre árboles, junto a un lago, de la que —inevitablemente— me he enamorado. Buceando por Internet y buscando las localizaciones, he encontrado que es un pequeño refugio que pertenece a la Casa Manderston, una mansión de estilo Eduardiano en Escocia, y que es una absoluta belleza.
La cabaña en cuestión se encuentra en los jardines, junto al lago, y se pensó como el cobertizo para guardar los botes. Es de madera de roble y está inspirada en los chalets alpinos. La casa estará abierta al público durante algunos días de abril este año, con visitas guiadas por sus espectaculares jardines, donde permiten hacer pícnics. Una fantasía.
Filosofía para exploradores polares es la experiencia en forma de ensayo del explorador y aventurero Erling Kagge. Un recorrido por todas las expediciones que le han llevado a los lugares más recónditos de la tierra, con consejos sobre cómo mantener el optimismo, descubrir los placeres sencillos o aprender a sentirnos cómodos en la soledad.
Edita Taurus.
Algunas notas sobre esta edición:
La cabaña de portada es toda una fantasía en forma de A muy invernal que se encuentra en el estado de Vermont (Estados Unidos).
Este hogar, verdaderamente maravilloso. Yo, que me acabo de comprar una casa en Madrid, que bien podría pasar por una cabaña pues no es más que una buhardilla con encanto, como dicen las inmobiliarias; siento unas ansias irrefrenables de irme al campo o cerca del mar. Algún sitio precioso y lleno de verde donde poder disfrutar del silencio sin interrupción. ¿Cómo lo ves? Me ha gustado lo que he visto y volveré.
Una delicia, como siempre.