#128
Año nuevo y nueva dosis cabañil. Una casita de verano tradicional en Islandia para una familia. Una escapada a los "iglús" de Navarra, y un libro para que te autorregales estos Reyes.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
¡Feliz año! Qué ganas tenía de que entrara este par (y bisiesto), que hay muchos proyectitos que van a ver la luz en los próximos meses. Gracias, como siempre, por rellenar la encuesta con tanto cariño, vuestro feedback es estupendo para poder reorganizar y ver hacia dónde va El Club de la cabaña ahora que se cumplen 3 años (desde enero de 2021 dando la lata cabañil). Y el primer cambio es que he abierto los comentarios en la newsletter cuando la lees desde Substack, que me lo habéis pedido muchos de vosotros. Ah, y prometo retomar el canal de Telegram, que la vida me ha pasado por encima estos meses y no he podido compartir todo lo que quería.
Espero que los Reyes se porten bien. Yo estoy deseando ya pasar la vorágine navideña y adentrarme en la rutina del día a día sin tantos festivos de por medio.
Empezamos.
Esta casa de verano familiar se construyó a finales de los ‘80 en Suðurland, la región más grande de Islandia, en el sur. Sin embargo, con los años, esta casita prefabricada de 50 metros cuadrados, se quedó pequeña.
Para esta ampliación, la familia se inspiró en las casitas rurales tradicionales suecas y su destacado color rojo, que es un básico de la cultura cabañil allí. Y así, en colaboración con el estudio Gláma Kím, se pusieron manos a la obra. Se amplió su volumen al doble, donde se añadieron varios dormitorios que se conectan a la casa principal, mediante un pasillo acristalado, creando una especie de patio abierto alrededor del jardín e independencia entre ambos ambientes.
Esta disposición en L ayuda a delimitar los espacios en los que se vive y el exterior, además de crear una protección contra los fuertes vientos de la zona. La fachada está revestida de abeto aserrado y pintado con el histórico rojo brillante sueco. El interior, sin embargo es sencillo, con una paleta de colores y decoración de estilo escandinavo y maderas naturales y aceitadas, aumentando la calidez y contrastando con lo de fuera. Así se logra una estancia tranquila y relajada en las habitaciones. Además, todo el contrachapado de paredes y techos está pegado, para crear uniformidad desde el suelo hasta arriba, como fundiéndose en una misma pieza.
El otro día una lectora del club me dijo que iba a dormir en unos iglús en Navarra y claro, como curiosa que soy me puse a investigar, y esta es la propuesta viajera de la semana. Irati Barnean son unas cabañas-iglú de madera que se encuentran en la Selva de Irati, una zona de bosques impresionante cerca del Pirineo navarro.
Me ha gustado mucho su declaración de intenciones para la desconexión: allí encontrarás silencio, tranquilidad, naturaleza, paseos, sonidos… pero no hay televisión, ni wifi, y a veces tampoco cobertura. Y me ha encantado, una experiencia perfecta para desconectar al 100%.
Puedes reservar en su web, por unos 230 euros / noche.
Pieter Brueghel el Viejo, Jäger im Schnee (1565). Óleo sobre madera.
Estas imágenes de tan mala calidad pertenecen a unos dibujos de plano de unas cabañas en la playa que ideó el mismísimo Frank Lloyd Wright para Egipto, pero que nunca se llegaron a construir. Me parecen una verdadera pasada, con su característica geometría y filosofía orgánica.
El otro día mi amigo Santi me pasó esta “cabaña” en las alturas y desde entonces estoy obsesionada. A casi 20 metros del suelo, este refugio hecho con contenedores de barco tiene unas vistas espectaculares. Se ha construido en un bosque de Georgia (Estados Unidos) y está desconectada de la red. Se alimenta de paneles solares y calentadores de propano, por lo que es 100% sostenible y con un impacto ambiental muy reducido. Para los amantes de la astronomía, cuenta con un espacio especial para la observación de estrellas.
Y además, puedes dormir en ella.
Hace un par de años me enganché muchísimo a Station Eleven, una serie de ciencia ficción de HBO que pasó bastante desapercibida y que me pareció brillante. Esta serie está basada (libremente) en la novela del mismo nombre de Emily St. John Mandel, novelista canadiense.
En 2022 publicó su último libro, El mar de la tranquilidad. Una obra muy interesante de ciencia ficción (temática que pasa poco por aquí) y que adentra en una historia fascinate con universos paralelos, una historia familiar y una curiosa melodía de violín.
Un toque diferente a nuestra Biblioteca Walden y un buen regalo o autorregalo de Reyes ;)
Edita Ático de los libros.
Algunas notas de esta edición:
La cabaña de portada es de Instagram y es una zona muy curiosa cerca de Amsterdam donde los holandeses van en verano y hay muchas segundas residencias en el lago. La vista desde Google Maps es impresionante.
Si acabas de incorporarte a la newsletter te cuento: tenemos una lista de Spotify en la que cada semana se añaden las canciones, también un canal de Telegram (un poco abandonado pero muy majo) donde comparto cabañas. Y si quieres, puedes escribirme un correo para contarme cosas.
¡qué alegría ver que podemos escribirte por aquí! :)
Con muchas ganas de año cabañil