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Una cabaña llena de tradición en el corazón rural de la República Checa. Una escapada a la Canadá del surf. Los viajes de William Morris en un nuevo librito. Un jacuzzi en una caravana reconvertida.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
En uno de esos momentos de scroll infinito en Instagram, me he topado con este Lego del que me he enamorado, e inevitablemente me he acordado de uno de los primeros (y casi únicos) juegos de ordenador a los que jugué cuando era pequeña. Ski Free venía instalado en Windows 95 y era una fantasía en 32 bits. Sí, esto es muy generacional (los casi 42 no perdonan); los que sois de mi quinta y mayores, seguramente os acordéis de ese esquiador que tenía que bajar por la pista, evitando arbolitos y pasando banderillas, y que era perseguido por un yeti que aparecía de repente sin avisar y te comía. Era muy difícil llegar al final, pero era tan divertido que volvías a empezar una y otra vez en bucle. Así que me he puesto a buscar y lo he encontrado —en momentos así doy gracias por Internet—. Disfrutad.
Empezamos.
Esta belleza mitad casa / mitad cabaña se encuentra en una zona rural de la República Checa, y tiene vistas a un río y un castillo. Este refugio se diseñó para una familia argentino-checa que quería huir del ruido de Praga y poder desconectar de vez en cuando en contacto con la naturaleza. Su estructura está inspirada en la arquitectura vernácula de la zona, ya que se quería preservar, en la medida de lo posible, la herencia y el patrimonio local. Así, su tejado a dos aguas usa bobrovka, que son unas tejas de arcilla redondeadas tradicionales, y la fachada combina madera natural de alerce y pared encalada.
El interior es diáfano y cálido, con dos alturas, pensado alrededor de una chimenea alicatada en verde que contrasta con toda la madera de pino y que recuerda a los antiguos hornos de la región. Está situada estratégicamente para repartir uniformemente el calor por todas las habitaciones. Se ha construido de manera sostenible, con paneles prefabricados de paja y madera montados in situ. Las paredes, con yeso de arcilla, regulan la humedad y sirven de aislamiento. Cuando la temperatura desciende por debajo del nivel establecido, el agua caliente se distribuye por esas paredes, para mantener la temperatura.
La cabaña está conectada verticalmente a través de las escaleras para ganar luz y espacio, con los techos en arco para mejorar el paisaje visual y dar personalidad.
¿Planeando las vacaciones de 2024? Canadá es tierra de bosques y cabañas, y es un gran destino para un roadtrip y, por qué no, dormir en casitas de madera junto al océano. En Tofino, paraíso del surf en la British Columbia, se encuentra el Ocean Village Resort, un alojamiento cabañil junto a la playa con vistas espectaculares. Las cabañas tienen un diseño en forma de colmena y se sitúan en la propia playa, cuentan con cocina propia y son pet friendly.
Puedes reservar aquí.
Vassily Kandinsky, Hiver à Schwabing (1902). Óleo sobre cartón.
Este domingo, nueva entrega de La Entrevista Cabañil. Si quieres recibirla y apoyar a El club de la cabaña, puedes cambiar tu suscripción, y, por solo 5 euros al mes (dos cafés de nada), recibirás todos los contenidos extras y serás el primero en conocer todas las novedades del club.
Esta caravana reconvertida en cabaña de madera con ruedas tiene una bañera-jacuzzi escondida que me fli-pa.
Confieso que de William Morris solo conocía su faceta de artesano y diseñador textil. Hace unos años vi una exposición suya en la Fundación Juan March de Madrid que me flipó, siempre ha estado en mi lista top de artistas por sus patterns tan elegantes y juegos de colores con elementos de la naturaleza y ser el pionero del movimiento Arts & Crafts.
Y claro, ahora he descubierto que también escribía y que la editorial El Desvelo ha publicado algunos textos inéditos suyos. William Morris estuvo aquí son cuatro ensayitos sobre la saber disfrutar de la naturaleza y el trabajo libre, y admiración por Islandia.
Puedes comprarlo aquí.
Cada año, desde hace muchísimos, hago una lista en Pinterest de regalos para mi cumpleaños (queda algo más de un mes y es mi día favorito del año). Siempre aprovecho para añadir detalles interesantes que puedan inspirar a otros en sus regalos navideños. He añadido un par de obras de Simon Bally que me parecen 100% cabañiles en su esencia. Sigo el trabajo del ilustrador desde hace muchos años y esta pieza me ha encantado. Swim in space me parece una ilustración de la más tranquila y placentera, podría mirar este print durante horas.
Algunas notas sobre la edición de esta semana:
Las cabañitas de portada son un alojamiento cabañil en Alaska.