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El otoño en Madrid. Una cabaña en Noruega perfecta para pasar el invierno. Los colonos americanos que vivían en troncos de árboles. Una pizza deliciosa en mitad de la nieve.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque. He subido a Madrid a un par de eventos y he disfrutado enormemente de ponerme mi gorro y mi bufanda de lana. Echaba de menos el frío (no tanto la ciudad, siempre vuelvo al sur con las revoluciones revolucionadas, valga la redundancia). Hacía mucho tiempo que no me acercaba al mirador del Palacio Real, intento evitar los meollos turísticos siempre que puedo, y claro, el paisaje me había preparado una sorpresa otoñal, y la he querido compartir hoy al inicio de esta cartita, porque es todo aquello que me encanta de esta estación: ese azul casi irreal del cielo, que parece pintado, salpicado de los árboles que estallan de color antes de dejar caer sus hojas. Me pongo bucólica, lo sé, pero es que vaya bonito.
Empezamos.
En la cima de una montaña en la estación de esquí de Kvitfjell en Noruega hay una cabaña que poco tiene que ver con esa estética nórdica a la que estamos tan acostumbrados. El refugio está formado por 45 columnas de madera, elevadas a metro y medio por encima del suelo y con una planta rectangular que mira al paisaje. De esta manera no entorpecen a las plantas autóctonas de la zona, que pueden seguir creciendo libremente debajo y alrededor de la casa.




Tanto las columnas como la fachada diagonal son bastante especiales, ya que están revestidas de skigard, un tronco de árbol largo y estrecho típico del norte, que históricamente han utilizado los granjeros nórdicos como valla en sus fincas, con el mismo ángulo, consiguiendo dar un toque muy contemporáneo a una tradición muy antigua local.




El tejado está cubierto con las mismas hierbas y paja que en los edificios noruegos centenarios, consiguiendo aumentar el valor sostenible y de pasar desapercibido en el paisaje. El interior sí que tiene esa calidez tan especial de los rincones del norte, minimalista, con un mobiliario cuidado y poco exagerado; de techos altos y grandes ventanales, que abren visual y físicamente el horizonte a cada habitación.
Es un proyecto del estudio Mork Ulnes, con sedes en San Francisco y Olso.
A Asturias le tengo un amor especial, no solo porque me parece un paraíso bellísimo, si no porque he tenido la suerte de vivir allí durante tres años de mi vida. En Vegadeo se encuentran las Cabañas Huma, dos refugios de madera de estilo nórdico y moderno. Más allá de la moda del ecoturismo, la sostenibilidad siempre ha sido la base de este alojamiento, que huye de lo masificado, respeta el entorno natural protegido y la comarca.
Adrian Stokes, Autumn in the mountains (1903). Óleo sobre lienzo.
Me he topado con una web llena de fotos vintage curiosas de momentos interesantes de la historia de la humanidad. Y de repente, estas personas que a finales del siglo XIX construían sus casas en huecos de troncos de árbol. Se trataba de colonos americanos que iban hacia el Pacífico, en modo nómada. Y viéndose en la necesidad de construir una casa y sin medios suficientes, encontraron troncos de secuoyas gitgantes que habían sido taladas por madereras; troncos, por cierto, que medían mínimo 3 metros de altura, y estaban casi huecos, lo que lo hacían perfectos para hacer una cabaña. Solo había que ponerle un techo.




Aunque muchas veces no era práctico vivir ahí y se utilizaban como cobertizos o corrales, es cierto que hubo familias que vivieron en su interior y llegaban a tener hasta dos o tres plantas.
¿Quién se anima a hacer una pizza en el frío y nevado bosque?
Esta semana un coffetable book en toda regla que es 100% cabañil. Editado por Phaidon, The Alps es una colección de hoteles de lujo y alojamientos privados con una guia por todos los Alpes para disfrutar durante las cuatro estaciones del año. De Francia a Suiza, Alemania, Austria o Italia, esta selección contiene más de 180 fotografías de esas que dejan boquiabierto (y crean necesidades), lugares de interés, restaurantes, tienditas… La perfección.
No suelo hacerle mucho caso a los anuncios de Instagram; es más, me resultan invasivos y bastante pesados la mayor parte del tiempo. Sin embargo, el otro día me salió recomendada una marca muy interesante, Sculpd, que vende kits para hacer cerámica en casa. Y me enamoré de su pack para hacer velas, una idea per-fec-ta para un regalo de Navidad (ahí lo dejo).