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Mi obsesión de la semana es una cabaña azul en un bosque y también una treehouse en Japón. Descubrimos el amor de John Lennon por las cabañas y en nuestra lista de deseos, unos animalitos de cerámica
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
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Mientras tanto, en mi cabeza, hace días que vivo en la ventana de esta cabaña y en esta cocina, mirando al infinito, para no pensar en lo complicado (e imposible) que es buscar piso en Málaga y así desconectar todo lo que pueda de la realidad y la vida de adulto (inserte algún suspiro por aquí).
Empezamos.
Japón tiene una devoción por la naturaleza pura, por los bosques, por la espiritualidad, que forma parte de su bagaje como cultura. De esta casa en el árbol me lo quedo casi todo. Desde la ubicación, en Yokohama, a su historia.
Los dueños son grandes amantes de los espacios abiertos y la conexión con la naturaleza, y encontraron un lugar perfecto y con mucha historia que, a la vez, iba a condicionar la construcción. Se sitúa cerca del monte Kamiyama, que es sagrado para la cultura nipona. Hace 3.000 años se produjo una erupción que dejó la zona llena de sulfuro de hidrógeno y humedad, por lo que ya desde la antigüedad se ha respetado y temido a la montaña. Mirando hacia el sur, hacia ella, y elevada unos centímetros del suelo para protegerla, esta cabañita abre una nueva relación del ser humano con el bosque y la montaña sagrada.
Se ha construido alrededor de los árboles, en concreto de un cornejo, que la protege, da sombra y la esconde a simple vista, para que se confunda con el bosque y no tener que talar o destruir la flora y fauna del paraje. Está sujeta mediante tres columnas de 15 centímetros que se balancean ligeramente cuando sopla el viento.
Aunque el interior es pequeño, está pensada para que el espacio central lo tenga todo y parezca un santuario, reflejando la conexión con el paisaje con la tradición y espiritualidad del monte Kamiyama. Una chimenea a medida con el fuego siempre encendido como ofrenda, es la gran protagonista; los dos pilares de troncos ramificados son simétricos, como la puerta a lo privado.
El proyecto es un experimento que busca la riqueza de una vida frugal vivida con una delicada sensibilidad hacia la naturaleza y una humildad similar a la fe.
Puedes leer más sobre la bonita historia de esta cabaña en la web de los arquitectos (te recomiendo Google Translate, que está en japonés, claro).
Este verano he tenido a varios amigos y conocidos que se han alojado en las nuevas cabañas de We Camp en la Costa Brava, y han vuelto encantados de la experiencia; así que me ha parecido un sitio estupendo para decir adiós al verano. Yo me las apunto en mis favoritos de cara a primavera, que para mí, es la mejor época para pasear por sus playas y pinares, sin estrés ni turismo.
Si quieres una escapada de última hora, están abiertos hasta el 25 de septiembre. Puedes reservar aquí.
Spencer Gore, The Icknield Way (1912). Óleo sobre lienzo.
John Lennon también fue un amante cabañil. En los ‘70 vivió una temporada en un cottage de madera precioso en Los Ángeles con Yoko Ono, que también había sido casa de Steve Nicks; pero cuando era más pequeño, en su Liverpool natal, se dice que construyó una pequeña casa en un árbol en el jardín trasero de su casa, con vistas al orfanato de Strawberry Fields, que por supuesto, inspiró más tarde Strawberry Fields Forever.
Por cierto, la cabaña de Laurel Canyon donde estuvo Lennon se alquila actualmente por Airbnb y debe de ser toda una experiencia dormir donde estuvieron ellos.
Mi obsesión de esta semana ha sido esta cabaña azul en china, construida para una artista que quería una residencia en la naturaleza para pintar e inspirarse. No tiene wifi y está pensada para conectar absolutamente con el bosque, sin que nada pueda interrumpir el proceso de creación. Puedes leer más en Arch Daily
Capitan Swing sabe la debilidad por los libros cabañiles en esta newsletter, y me ha enviado una de sus últimas novedades recién salida del horno. Osebol, voces de un pueblo sueco, es el último libro de Marit Kapla. En él, la escritora reflexiona sobre la cultura rural sueca, las estaciones y la vida tranquila en Osebol, una aldea que actualmente solo tiene ya unos cuarenta habitantes. Historias de herencia, familia que han ido pasando de generaciones y donde se ve la transformación del pueblo y de la sociedad.
Su formato me ha encantado, además de tener 800 páginas, cada página parece un poema, con la firma, al pie del habitante y su edad. Un recorrido de vidas y paisaje que, además, ha sido toda una sensación en Suecia.
Lo tenéis en la editorial y, como siempre, en vuestra librería favorita.
Que en Asturias solo hay cosas bonitas no es una novedad. Pero claro, lo dice una que ha vivido allí unos añitos y tiene debilidad por ese norte. Sábado es un proyecto 100 % manual. María, Inés y Natalia son tres amigas que se liaron la manta a la cabeza hace un año (tal vez fuera un sábado). ¿Por qué se llaman así? Ellas lo explican mejor:
A casi todo el mundo le gustan los sábados. Aunque haya gente que tenga que trabajarlos. Los sábados hay como una condescendencia festiva en el aire que es agradable. A nosotras los sábados nos gusta desayunar tarde, tomar Camparis, comer pizza, volver a ver Ally Mcbeal y practicar sexo, por ejemplo. Además, los sábados también nos gusta hacer máscaras de animales con combinaciones de colores insospechadas. Como si a esos zorros les hubiera escupido en la cara un cosmos mega cromático rebosante de eme.
Pues sí, sus máscaras de animales coloridas son una verdadera belleza. Yo estoy felizmente esperando a mi zorrito y mi conejo. Cada una es diferente, todas ellas hechas artesanalmente y pintadas a mano con mucho mimo.
El proceso es sostenible y responsable y respetuoso con los tiempos, se hace a mano todo en el taller de Natalia, y de esta manera todas las piezas son únicas y especiales. Compra la tuya aquí.
Algunas notas sobre esta edición:
La foto de portada es Islandia, que es bonita en todas las estaciones del año. Es de Instagram.
Lo he dicho muchas veces, pero siempre quiero darle las gracias a mi dealer de obras de arte cabañil particular, Arnau, que es el mejor curador de contenido de todo Twitter e Instagram.