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Un refugio muy walden en Maine. Se vende isla canadiense llena de cabañas sostenibles. La casa del árbol de Leonardo da Vinci. Los paisajes de Islandia bajo la batuta de Ólafur Arnalds.
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Los que me conocéis o leéis esta newsletter desde hace tiempo sabéis que tengo debilidad por Ólafur Arnalds. El compositor islandés es uno de mis artistas de cabecera. Además de sus discos, de vez en cuando se aventura a hacer directos interesantes con su cuarteto de cuerda para dar la bienvenida al verano o al invierno. El lunes por la noche tuve la oportunidad de seguir en directo su último concierto, patrocinado por Cercle, en una ubicación absolutamente espectacular en las lowlands islandesas, bajo el atardecer eterno de la isla. Confieso que se me saltaron las lágrimas en más de una ocasión por la inmensidad del paisaje y la melodía. Y claro, tenía que ser la banda sonora para la cartita de hoy. Os recomiendo que, aunque lo escuchéis de fondo, en algún momento lo pongáis a toda pantalla en casa y disfrutéis de Islandia en todo su esplendor.
Empezamos.
Me he enamorado de esta cabaña en el instante mismo en el que la he descubierto. Me ha parecido que es la esencia de esa idea walden llevada a nuestro momento actual en el que queremos apartarnos de la gran ciudad, pero también compartir ese silencio con amigos o familia. Pieri Pines se encuentra en una pequeña zona boscosa de menos de 2000 habitantes en Maine, llamada Otisfield, rodeada de lagos. Lo más cercano a un paraíso, seguro.
Woodhull, especialistas en arquitectura cabañil, han ideado y construido este refugio natural usando materiales locales y elementos naturales y reciclados típicos en este tipo de construcciones. Respetando las tradiciones de los campamentos de Maine y sus refugios para cazadores, los arquitectos le han querido dar una vuelta a esa idea, reinventando el uso de la madera, el cristal y el metal respecto a la naturaleza, creando un volumen lleno de texturas con colores en equilibrio al paisaje.
La gran pendiente de la parcela, en torno a un gran peñasco glaciar, hacía necesario que se planteara una nueva forma de construir la cabaña, más arriesgada y actual, pero cuya forma y estructura no fueran excesivamente modernas, ya que se quería mantener la herencia constructiva de la zona y su relación con el exterior.
De esta manera, consiguen vistas de 360 a todo el bosque, montaña y lago, pero también gran privacidad. El interior está totalmente diseñado en madera con grandes ventanales que enmarcan la luz y crean pequeñas zonas de lectura o descanso perfectas.
Esta cabaña es la razón por la que quiero ir a pasar un verano a Dinamarca. Está situada a 400 metros del mar y, aunque es danesa, me ha trasladado inmediatamente a esa idea de vida campestre de las protagonistas de las historias de Jane Austen.
Con grandes ventanales y un porche de envidiar, por dentro es un homenaje a las casas de costa de la zona, con madera blanca y muebles de inspiración marítima. Además, está situada en una comarca de alto interés histórico y gastronómico. No se puede pedir más.
Este domingo vuelve la edición extra de La cabaña en la que querríamos vivir. Además, el próximo miércoles 21, celebraremos la entrada del verano con el especial de viajes cabañiles, y 10 propuestas nacionales e internacionales para tus vacaciones. Recuerda que si quieres recibirlos (además de otros contenidos), puedes cambiar tu suscripción y, por solo 5 €/mes, disfrutar de este contenido exclusivo.
Paul Cézanne, Environs du Jas de Bouffan (1885-1887). Óleo sobre lienzo.
La sala delle Asse en el Castello Sforzeco de Milán es una habitación muy particular, diseñada por el mismísimo Leonardo da Vinci (y una de sus obras más desconocidas) a finales del siglo XV y que tardó 5 meses en realizar. En ella, quiso hacer un homenaje a la vida en los bosques, en la naturaleza, a través de una especie de trampantojo de cabaña formada por ramas de árboles que cubrían las paredes y el techo de la estancia.
Siguiendo con mi particular creación de necesidades, he descubierto a través de este artículo que se vende una isla autosuficiente en Nueva Escocia (Canadá) llena de cabañas. En realidad forma parte del proyecto de BIG y Volleback llamado Earth House, una pequeña aldea de cabañas de madera totalmente sostenible y alimentada por energía solar a través de sistemas de Tesla.
Cada espacio está hecho con diferentes materiales —desde algas apiladas, tierra compactada, cáñamo, madera o piedra—, confirmado así su estatus ecológico y de huella neutra de carbono.
Ha salido subastada en Sotheby’s esta semana, y puedes leer más sobre el proyecto en la web de BIG.
Leí por primera vez a Richard Brautigan hace 10 años con su novela En azúcar de sandía. Escrita en 1968, narra la historia de una comunica hippie algo peculiar donde casi todo se construye, precisamente, con azúcar de sandía, la gente trabaja cuando le apetece, no existe el dinero y el olvido es un bien preciado (con la Olvidería, un almacén de cosas olvidadas y que garantiza la felicidad única).
Desde entonces estoy fascinada con este autor, y ahora tengo en cola La pesca de la trucha en América, una de las lecturas obligadas de la generación Beat.
Lo edita en España Blackie Books.
Algunas notas de la edición de hoy:
Ólafur Arnalds es de escucha obligada en esta newsletter, así que aquí tienes toda su discografía para disfrutar largo y tendido de su música.
La cabaña de portada está en Escocia y tiene una bañera en el exterior. Y puedes dormir en ella.