#09
Hola, saludos desde lo más profundo del bosque.
Empieza a respirarse la primavera y eso significa que los días son más largos y podemos disfrutar de la vida al aire libre mucho más. Uno de mis discos favoritos para escuchar en esta época es el homónimo de American Football, de 1999.
Un álbum que de principio a fin tiene esa mezcla de alegre y melancólico a partes iguales y que te traslada a un momento de intimidad y noche escuchando esas guitarras y trompetas. Tuve la suerte de verlos en directo hace unos años y me sigue poniendo la carne de gallina cada una de las canciones del álbum. Así que me ha parecido que son la banda sonora perfecta para este jueves.
Esta semana os propongo un paseo largo a una remota isla de Suecia, al corazón del Bierzo y de los Alpes y en la noche extremeña.
Empezamos.
La cabaña
En la isla sueca de Fårö se encuentra esta casa de madera aislada. El proyecto, firmado por Lookofsky Architects es una reinterpretación actualizada de los asentamientos tradicionales de los antiguos pueblos de pescadores de la isla. Está confeccionado mediante módulos, que pueden variar y ampliarse con los años, según las necesidades.
La cabaña está revestida con tablas de madera de alerce, muy típica en estas zonas, ya que es impermeable, natural y de un color arenoso. Con el paso del tiempo y del clima, el color de la fachada se irá transformando desde ese dorado a un gris más plateado, cumpliendo el objetivo de ser parte de ese entorno natural. El interior está chapado en abedul, y los muebles se integran con el mismo material, para aportar más calidez y eficiencia en el espacio, y está abierto totalmente al paisaje, como si fuera un refugio para observar la naturaleza.
El detalle del suelo en cemento pulido aporta ese toque más moderno y de suavidad. Si tuviera que hacerme una cabaña, probablemente sería como esta, no solo por su forma y flexibilidad sino porque crea una sensación generalizada de “estar en medio del campo” y formar parte de él.
Podéis leer y ver más imágenes del proyecto aquí.
Aquí, ahora
Via Logan Smith.
Viajar
¿Una cabaña para ver las estrellas? Firmo ahora mismo. Esta semana nos quedamos en España y viajamos a un encinar único en plena sierra extremeña. El astroturismo está en auge desde algunos años y en e-EyE (Entre Encinas y Estrellas) lo saben bien. Es un complejo astronómico rural en el que puedes hospedarte en una cabaña y observar las estrellas en un entorno en el que se dan las condiciones perfectas durante casi todo el año para ello; además, es el primer hosting de telescopios y observatorios de toda Europa, y eso son palabras mayores.
Obviamente, todos sus refugios reciben el nombre de una constelación: Andrómeda, Casiopea, Cefeo. Podéis reservar en su web y cotillear un poco más sobre las actividades astronómicas que tienen durante todo el año.
Curiosidades
Hace poco descubrí que la cabaña del abuelito de Heidi existe de verdad. El personaje, creado por Johanna Spiry, vive en una pequeña aldea de los Alpes suizos; y en la realidad se ha recreado el pueblecito donde vivía, con sus montañas y prados verdes: Heididorf Maienfeld.
Esta recreación está llevada al máximo detalle, desde la casa del abuelo, el camino al pueblo, o las colinas donde Pedro llevaba a sus ovejas. La casa donde vivía Heidi es un museo que cuenta incluso con su mítica cama de paja. El paisaje es tan espectacular que merece la pena recrearse unas horas y tenéis incluso una ruta a la “cabaña de la abuela” en la montaña.
Lo he leído en Diario del Viajero.
#cabin
En León hay un pequeño asentamiento ecológico que se llama Matavenero. Abandonado en la década de los sesenta, en 1989 un grupo de personas la convirtió en una ecoaldea y se mudaron a vivir allí. Sus recursos son totalmente naturales, se alimentan de energía solar y el agua viene de los arroyos de la zona.
Están aislados de cualquier núcleo urbano (aunque cuentan con un colegio, médico y hasta un bar) y viven cerca de un centenar de personas de todo el mundo. La vida allí es en soledad y diálogo con la naturaleza casi salvaje del Bierzo y es el estado más puro en el que puede vivir un ser humano en equilibrio con la tierra.
Lo he descubierto en Traveler.
Tu casa, tu cabaña
Hace tres años, mi amigo Guillermo me contó que estaba preparando un nuevo proyecto en papel que me enamoró desde el minuto uno. Al cabo de un tiempo, nació Salvaje, la revista que quiere sacarte al campo. En Salvaje se habla de naturaleza, de la vida rural, de proyectos que se conectan más allá del propio campo, de historias en primera persona… Nos traslada a un mundo en el que no necesitamos móviles, olvidamos el estrés de la ciudad y nos enseña una alternativa sostenible de vivir y compartir en el mundo.
Sacan cuatro números al año coincidiendo con las estaciones y ahora están de oferta, la suscripción anual cuesta solo 30 euros. La revista Salvaje es un básico en cualquier biblioteca cabañil que se precie y tanto su diseño como acabados están hecho con mimo y cuidado.
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